El Amor no es algo que se festeje solo un día o un simple pretexto para regalar un detalle que pronto será olvidado. El Amor es como un músculo que se ejercita día con día, de lo contrario, olvidamos para qué sirve o cómo expresarlo.
Y la primera persona de quien debemos estar enamorados es de nosotras, de nosotros mismos. Y el ejercitar nuestro cuerpo, cuidar nuestros pensamientos y nuestros sentimientos, es la forma más grande de mostrar Amor. Es el Amor propio, el Amor a uno mismo.
Por ahí dicen que nuestro cuerpo es un templo. Pues como tal debe ser cuidado, hacer una limpieza interna, abrir las ventanas para que la luz entre, barrer el polvo de los malos pensamientos, de la baja autoestima y borrar las huellas de quienes han entrado y ensuciaron, sin querer o a propósito, nuestro hogar, nuestro templo. Una suciedad acumulada que podemos (y debemos) sacar.
Al Amor propio nos permite salir adelante con una sonrisa, con un brillo en la mirada, con una palabra amable. No es fácil... pero al final de todas las cosas, el amor que dimos y el amor que recibimos es todo lo que nos queda.
"Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor".
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